lunes, 19 de noviembre de 2012

D) Análisis y comparación de documentos



En esta parte del trabajo se proponen dos imágenes correspondientes al período del proceso dictatorial.


Una de ellas corresponde a la tapa de la edición 1649 del semanario Marcha, del 30 de junio de 1973, esta es la última edición del semanario posterior al golpe de estado del 27 de junio. En la tapa se Expone el titulo “No es Dictadura” y se coloca por debajo el decreto de disolución de las cámaras legislativas, haciendo especial énfasis al segmento del documento que prohíbe referirse al mismo documento de la siguiente forma; “se refiera a lo dispuesto por el presente decreto atribuyendo propósitos dictatoriales”. La prohibición abarcaba cualquier medio, constituyéndose así una evidente violación a la libertad de prensa.


El decreto de disolución de las cámaras:


“La acción delictiva de la conspiración contra el País coaligada con la complacencia de grupos políticos sin sentido nacional, se halla inserta en las propias instituciones y adherida muchas veces a ella, para así presentarse encubierta como una actividad formalmente legal. En rigor, este proceso ha conducido, bajo la apariencia de legalidad, a frenar la legítima acción de los Poderes representativos y a desvirtuar el legítimo ejercicio de derechos individuales.
ATENTO: la expuesto precedentemente, EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA DECRETA
1º. Declárase disueltas la Cámara de Senadores y la Cámara de Representantes.
2º. Crease un Consejo de Estado, integrado por las miembros que oportunamente se designarán con las siguientes atribuciones;
a) Desempeñar independientemente las funciones específicas de la Asamblea General;
b) Controlar la gestión del Poder Ejecutivo relacionada con el respeto de los derechos individuales de la persona humana y con la sumisión de dicho Poder a las normas constitucionales y legales;
c) Elaborar un anteproyecto de Reforma Constitucional que reafirme los fundamentales principios democráticos y representativos, a ser oportunamente plebiscitado por el Cuerpo Electoral.
3º. Prohíbese la divulgación por la prensa oral escrita o televisiva de todo tipo de información, comentario o grabación que, directa o indirectamente, mencione o se refiera a lo dispuesto por el presente decreto atribuyendo propósitos dictatoriales al Poder Ejecutivo, o pueda perturbar la tranquilidad y el orden público.
4º Facúltase a las Fuerzas Armadas y Policiales a adoptar las medidas necesarias para asegurar la prestación ininterrumpida de las servicios públicos esenciales."


Por otro lado la otra imagen constituye una pauta propagandística de la DINARP a favor del plebiscito para la reforma constitucional de 1980, la cual, entre otras cosas, daría plenos poderes a las Fuerzas Armadas de continuar en el poder, interviniendo de forma directa en las decisiones ejecutivas. La propaganda fue lanzada un par de días previos al 30 de noviembre de 1980 cuando se votaría el “Si” o el “No” a la nueva constitución, resultando victoriosa la opción del “NO”, a pesar de la omnipresencia de propagandas como ésta en todos lados, y una plena ausencia de la opción contraria que solo se valió de la comunicación entre los ciudadanos.

Claramente ambas imágenes representan momentos distintos del régimen golpista, y también perspectivas opuestas. Cuando la tapa del Semanario Marcha representa los comienzos de la dictadura, la propaganda por el Si al plebiscito de 1980 marca el comienzo del fin.

El semanario marcha, dirigido por Carlos Quijano y Juan Onetti como secretario de redacción, tenía un estilo de prensa independiente, si bien en sus comienzos estaba más ligado a una idea izquierdista, en sus últimas etapas se constituía como uno de los periódicos más objetivos, de todas formas manifestaba en forma clara su repudio por el régimen totalitario.

En esta edición se pretende denunciar de forma paradójica las acciones tomadas por el gobierno de Bordaberry. Su amplio titulo enunciaba de forma sarcástica “No es Dictadura”, puesto que como se postulaba en el decreto subsecuente, se prohibía referirse al decreto, y al estado como dictatoriales. Así mismo el diario también refería en sus páginas interiores, a más restricciones a la prensa que realizaba el ministerio del interior, y además a prohibiciones sobre cualquier manifestación que se quisiese hacer.

En mi opinión personal, matutino obviamente estaba consciente de que la publicación les costaría la clausura de sus actividades, pero por el estilo de la institución y de sus integrantes, se veían en clara obligación de defender las libertades individuales, la libertad de prensa, y la democracia, denunciado al régimen golpista, e informando a la población de las medidas que se estaban tomando.

En el extremo opuesto se encuentra la propaganda del gobierno de facto, titula “Vamos a cuidarlos” haciendo referencia a los niños, colocando al gobierno en un papel protector, queriendo dar un tipo de seguridad a la población de que el gobierno posee la fuerza necesaria, y el poder para proteger el futuro del país, pero como se argumenta en la totalidad de la publicidad necesitan del voto del pueblo para mantener esta seguridad.

El afiche continúa con un texto central:



“Basta recordar que nos querían robar a nuestros niños. Separarlos de sus padres. Inculcarles ideas extrañas a nuestra manera de ser. Ideas contrarias a nuestra nacionalidad. Querían torcer sus sentimientos y deformar sus mentes desde la más tierna infancia. Los textos escolares de aquella época son testimonios de la agresión que sufría nuestra niñez. Si queremos que la historia no vuelva a repetirse, que la experiencia nos sirva de lección. Hoy es mañana y tenemos que salvar a nuestros niños”

El mensaje se basa en el típico lenguaje fundacional de la dictadura, el cual es parte de toda una campaña publicitaria en la cual prometía “un nuevo Uruguay”, ausento de “subversión y comunismo internacional”. En el mensaje se apreciaba la gran “preocupación” del régimen en cuanto a los temas educativos de los “niños del mañana”, tanto en su educación formal como ética. Se basa en contraponer su modelo al “subversivo comunista” donde se “deformaría” a los niños, y se los apartaría de las “buenas tradiciones”. También podemos decir que se apoya en creencias populares de que los comunistas capturarían a los niños y los educarían bajo sus valores. A su vez la pauta se apoyaba en una gran imagen de un conjunto de niños vestidos con túnicas de la escuela pública, con expresiones de incertidumbre en sus rostros, expresiones que querían demostrar el incierto hacía el futuro de su educación si la reforma constitucional no resultaba victoriosa. Finalmente la pauta finaliza con una frase repetida en casi todas las publicidades creadas para la reforma constitucional “Para eso necesitamos una nueva constitución”, expresando sin vacilaciones que el único camino posible para el sostenimiento del “Uruguay del mañana” es la reforma de la constitución, y por ende la continuación del Ejercito en el poder.

Este tipo de propaganda marcaron de forma simbólica lo que sería la etapa transicional, el comienzo del fin, puesto que al ver que no tenían el apoyo popular, y cada vez el pueblo se expresaba de forma más fuerte en contra del régimen, entre otros factores, el gobierno comenzó paulatinamente una serie de negociaciones que en 1984 terminaron en la decisión de llamar a elecciones generales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario